ANDALUCÍA - Mar y Montaña

2020, el famoso año de la pandemia maldita. Llevábamos meses confinados, pero llegó el verano y con él parecía que llegaba la normalidad, o más bien la "nueva normalidad". Habían levantado las restricciones en nuestro país, incluso se podía viajar a otros, pero no lo vimos claro. Así que cogimos nuestros días de vacaciones en julio, cargamos nuestra casita con ruedas de víveres y nos decidimos a rutear por el sur de la península. No queríamos hacer muchos planes, porque desconocíamos en qué momento se acabaría lo bueno. Decidimos ir conduciendo, habíamos pensado llegar hasta el sur de Portugal, pero tampoco sabíamos si al llegar encontraríamos restricciones. Bueno, la cuestión es que nos moríamos por viajar y con todas las precauciones posibles pusimos rumbo al sur.

Cualquier otro verano, raramente habríamos decidido conducir al sur y sobretodo a la zona de playa, porque está claro que toda la costa andaluza está llena en temporada de verano. Pero este era un verano fuera de lo normal, y tal como pensábamos encontramos poca gente en todos los lugares a los que fuimos. Playas casi vacías, aparcamiento y lugar para sentarnos a comer sin reservas. Todos los restaurantes, tiendas y el resto de lugares a los que fuimos cumplían con las medidas de seguridad establecidas y nos sentimos seguros en todo momento. Llevamos nuestras mascarillas y gel a todas partes y evitamos las aglomeraciones.

La verdad es que pasamos unas vacaciones de verano en toda regla fantásticas y totalmente inesperadas. Andalucía siempre sorprende, aunque lleves toda la vida viajando allí, siempre hay lugares que descubrir.



Nuestra primera parada ya en Andalucía fue Almería. La suerte estaba de nuestra parte, habíamos conseguido 2 entradas para visitar la Geoda de Pulpí, la cueva de cristales de yeso más grande del mundo (visitable).


En la foto podéis ver hasta donde se puede llegar para ver los cristales de cerca. Pero no esperéis andar por dentro de los cristales, ni que toda la cueva sea como en la foto. De hecho la excursión transcurre por la mina, es una visita muy bien guiada, en la que te van explicando el tipo de minerales que hay y el origen de todo, hasta que finalmente llegas a la geoda, que te  da la sensación de ser pequeña cuando estás a la entrada, y que puedes ver durante unos segundos que te encienden la luz. Vale totalmente la pena, el precio y el tiempo empleado, para ver una maravilla de la naturaleza como esa. No os la perdáis. Las fotos son hechas por la guía con su cámara, ya que está totalmente prohibido entrar con cámaras, móviles, etc.



La Geoda se encuentra al final de una antigua mina de la cual se extraían gran variedad de minerales, entre los que se encuentra el yeso en forma de cristales y en el caso de la geoda con unas características específicas dentro de una cavidad natural. Esta geoda fue descubierta en 1999 pero se abrió al público en 2019. La entrada vale 22 euros, está prohibido tomar fotos, no se puede entrar con mochila, cámara, etc. Se debe llevar calzado deportivo y estar un poco ágil. La guía te hace fotos y pagando 3 euros te imprimen una y te envían el resto por correo.



Para estar cerca de la Geoda nos quedamos a dormir en el Área de autocaravanas Aníbal que se encuentra en Águilas (Murcia) a solo 11 minutos de la Geoda. Águilas es famosa por su playa y por su ambiente. Nosotros nos dimos un bañito en la playa de Calarreona y nos fuimos a descansar.





Después de esta maravilla continuamos nuestra ruta costera,  y nos dirigimos hacia Cabo de Gata, la Playa de los Muertos estaba completa así que hicimos parada en Agua Amarga, luego fuimos a Las Negras. Nos alojamos en el Camping la Caleta que se encuentra en la Cala del Cuervo, muy cercana a las Negras. Desde allí hicimos un paseo junto a los acantilados, hasta llegar al Playazo donde hay una batería militar y una impresionante playa con unas increíbles rocas que te hacían sentir en otro planeta. El suelo estaba lleno de fósiles marinos, el color blanquecino de la roca y el contraste con el turquesa del agua constituye un paisaje difícil de olvidar.
Batería de San Ramón - Cabo de Gata

Atardecer en el Playazo - Cabo de Gata


Genoveses
Por la mañana fuimos a la playa de los Genoveses, para aparcar se pagan 5 euros, pero vale la pena, se paga el mantenimiento del parque natural y la limpieza. Desde Genoveses seguimos el sendero junto al mar pasando por calas solitarias, como la Cala del Príncipe, hasta llegar a Monsul que nos dejó muy impresionados por las formaciones rocosas, la arena y el agua cristalina. Volvimos caminando por el sendero interior de vuelta a los Genoveses.




Camino entrada a aparcamiento Genoveses
Cala del príncipe


Monsul


Cabo de Gata

Después de comer fuimos a Cabo de Gata, larguísima playa con aguas cristalinas y calmadas junto a unas salinas y una zona de marismas en la que encontramos flamencos y otras aves.

Cabo de Gata



Pernoctamos en el camping Las Vegas, un pequeño camping familiar junto a la playa, sorprende porque para llegar a el atravesamos el famoso mar de plástico de Almería, y allí escondido junto a unas pequeñas calas de piedras estaba el camping.


Muy cerca del camping encontramos una pequeña vía ferrata que nos sirvió para calentar los músculos después de tantos días de relax. La Vía Ferrata Estrechuras de Guainos.















Luego fuimos a Albuñol y por la Senda de los Sevillanos llegamos a una mina de yeso abandonada desde la que descendimos el Barranco de Angosturas que estaba totalmente seco. Fácil y bonito.
















Decidimos acabar el dia en la playa y el lugar elegido fue Torre del Mar (Málaga), el camping con el mismo nombre junto al paseo marítimo nos acogió aquella noche, nos dimos un baño en su bonita playa un paseo y una rica cenita y a dormir.


Por la mañana nos dirigimos al sorprendente pueblo de Comares que nos fascinó. En la sierra de Málaga a muy pocos kilómetros de la playa, un pueblito blanco muy bonito con una historia árabe en cada esquina. Allí se encuentra la Vía Ferrata Comares que hicimos antes de comer en el bar de la plaza. Después de la siesta en nuestra furgo, nos volvimos a la playa y esta vez elegimos Estepona, pero no la ciudad, sino una zona antes de llegar, en concreto dormimos en el camping Parque Tropical a muy pocos metros de la playa cruzando la autovía.


El dia 7 de nuestra ruta nos levantamos con la calma y condujimos hacia la sierra con el objetivo de no pisar la playa en unos días. De camino a Casares encontramos los Baños de Hedionda. Casares otra sorpresa para los sentidos, qué pueblo tan bonito y qué vistas. Tienen una Vía Ferrata pero hacia tanto viento que no pudimos hacerla, aunque valió la pena la visita. El día se cerró en Cortes de la Frontera, en un hotelito rural llamado Las Camaretas, donde descansamos y nos informamos un poco de nuestra próxima aventura.



El Cañon de las Buitreras fue declarado monumento natural, y no es para menos. La senda llamada con el mismo nombre discurre junto a su recorrido pero solo se acerca a él en el tramo del Puente de los Alemanes a Colmenar. Si como nosotros, os encontráis en Cortés de la Frontera la mejor opción es bajar andando hasta Colmenar y volver a la estación de Cortés en tren. Si estáis en Colmenar, coged el tren hasta Cortés y volvéis andando o camináis ida y vuelta hasta el puente de los alemanes. Mi recomendación es debida a que nosotros hicimos la ruta desde Colmenar a Cortés y la verdad es que el tramo más bonito y donde te puedes bañar es entre el Puente de los Alemanes y Colmenar. El resto no es muy interesante y en verano es muy soleado y caluroso. El tren vale 2,55 y tarda 10 minutos. Eso sí, mirad bien los horarios porque hay muy poca frecuencia. Debéis buscar el tramo entre Cortés de la Frontera y Gaucín que es como se llama la estación.


La ruta tiene espectaculares vistas al cañón, cantidad de buitres leonados y unos rincones idílicos de aguas cristalinas para darse un baño. También se puede descender el barranco si conocéis la técnica o vais con un guía.


Después de la excursión condujimos unos kilómetros y encontramos el Camping Cabañas de Jimera de Libar, donde pernoctamos y disfrutamos de su piscina y el resto de instalaciones muy bien cuidadas y limpias. por la mañana fuimos al pueblo con el mismo nombre e hicimos una Vía Ferrata muy cortita pero divertida, ideal para iniciarse o calentar motores. De allí fuimos a Benaojan a hacer la Vía Ferrata muy bonita también, recomendamos hacerla por la mañana en verano porque da la sombra. Después de movernos, comimos en el Bar Encuentro unas tapas riquísimas y fuimos a la Cueva de la Pileta, luego a bañarnos a la Cueva del Gato, esta cueva se desciende si conoces la técnica y acaba en un salto de agua con una piscina natural a la que se accede también a pie desde el aparcamiento. El aforo es limitado y se paga entrada, creo que pagamos 2 euros. Valió mucho la pena, porque el lugar es muy bonito y el agua estaba fresquísima. 



Después del bañito cogimos nuestra furgo hasta Ronda y dormimos en el Camping el sur. Nos gustó tanto que nos quedamos dos noches allí. No solo el camping que era de primera y con un precio muy asequible, sino que Ronda (a la que se llega andando desde el camping) es muy bonita y tiene muchos rincones preciosos. No os perdáis el Castillo del Moro, que nos dejó con la boca abierta con sus escaleras a las profundidades del barranco y por supuesto las panorámicas de los famosos puentes de Ronda que salen en todas las postales. Además de visitarla y fotografiar cada rincón se puede descender el barranco y realizar la Vía Ferrata del Tajo de Ronda.

Ya que Ronda se encuentra en los límites de la sierra de Málaga, desde allí pudimos visitar Cuevas del Becerro (Málaga) y Setenil de las Bodegas (Cádiz). Nuestro camino siguió por la maravillosa sierra esta vez en el lado gaditano. Seguimos visitando pueblecitos blancos con paisajes maravillosos. La siguiente parada fue Zahara de la sierra (Cádiz). Llegamos al pantano y no pudimos resistirnos a alquilar un kayak y remar un rato por aquellas aguas. Lástima que se declaró un incendio cerca y no nos atrevimos a visitar el pueblo. Nos queda pendiente para el próximo viaje.

Decidimos seguir conduciendo hasta Grazalema, donde dimos un y paseo tomamos algo. Había poco ambiente y los campings de la zona estaban cerrados, encontramos uno abierto en el Bosque. Allí pasamos la noche y al día siguiente emprendimos el camino hacia Huelva.

Estuvimos comiendo en Punta Umbría y quisimos probar las famosas playas de Huelva, pero el calor y la humedad eran insoportables. Nos dimos un baño y decidimos terminar nuestra visita por tierras andaluzas cruzando la frontera hacia Portugal. 

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