ISLAS CANARIAS - Lanzarote

Lanzarote, bien podría llamarse la isla del fuego y no precisamente por el calor que hemos pasado, pero sí porque toda ella son volcanes y restos de sus erupciones. El paisaje característico de esta isla, te da una sensación de aridez y verdor a la vez, de calor abrasador y aire frío, como una contradicción que no te deja indiferente.

Las gentes de Lanzarote son amables y el ritmo de vida isleño te invita a tomarte las cosas con calma, pero sin querer perderte ni un rincón de sus tierras. A principios de marzo en 4 días la isla se visita sin prisa pero sin pausa, parándote a disfrutar y a tomar fotos. Pero si lo que quieres es pasar ratos largos en la playa, los lugareños recomiendan los meses de septiembre a noviembre, por el clima y además en el sur de la isla el mar es más benévolo con los bañistas.

Volamos de Barcelona a Lanzarote con Ryanair por el módico precio de 73€ ida y vuelta.  Nos alojamos en casa de Jose Carlos, al que podéis encontrar en AirBnb. La habitación que elegimos tenía el baño y la cocina incluidas, era un mini apartamento, en la finca Molino de Tiagua, situada en el centro de la isla, un buen lugar para llegar a cualquier parte de Lanzarote. El mismo Carlos nos recomendó la compañía de alquiler PlusCar, que está bien de precio y no te cobra cargos adicionales.


Jameos del agua
El primer día nos dirigimos hacia el norte para ver las famosas cuevas de los Jameos y la cueva de los verdes. En la primera compramos un bono para visitar varios sitios. Os recomendamos comprar el bono de 30€ que te permite visitar 6 lugares ahorrándote un dinerito.

La cueva de los Jameos es una cavidad en la roca, parte del conducto de uno de los volcanes, por donde entra el agua del mar formando una pequeña laguna en donde encuentras unos curiosos bichitos blancos bastante curiosos. El lugar el pequeño y no toma mucho tiempo.

De allí nos dirigimos a la cueva de los verdes que está cerca. La entrada incluye visita guiada, ya que la entrada libre no está permitida. Esta cueva forma parte de los túneles del volcán que van hasta el mar. Se visita aproximadamente un kilómetro y la duración es de unos 50 minutos. Aunque no soy muy fan de las visitas guiadas hay lugares que lo merecen y este es uno de ellos.

Cueva de los verdes

A la hora de comer hicimos una parada en la localidad cercana de Arrieta, donde las gentes del restaurante “el amanecer” nos ofrecieron ricos manjares a un precio muy asequible y con una amabilidad excepcional. Os recomiendo pedir el pescado del día, cualquiera de ellos es servido con “papas arrugás” y ensalada. Además siempre ponen antes de la comida unos bollos de pan y las salsas típicas a base de ajo que están muy ricas. A quien le guste la cerveza puede pedir “la dorada” que es la cerveza canaria y de postre si no estáis muy llenos el “bienmesabe” que es bastante contundente a base de almendra. Después de la comilona nos fuimos a relajarnos a la playa de al lado donde los surferos planean sobre las olas del Atlántico.

Por la tarde la visita al Mirador del Río fue bonita, aunque nos rodeaba una especie de niebla o una nube de eso que llaman aquí calima que no dejaba ver bien el paisaje. De todas formas la panorámica merece la pena.
Mirador del río


Después de una ducha salimos a cenar por la capital, Arrecife y aprovechamos que era miércoles de ceniza para disfrutar de la rúa de comparsas y el entierro de la sardina.



Parque nacional de Timanfaya
Al día siguiente nos esperaba el famoso parque nacional del Timanfaya, con su tour en bus Montañas de Fuego, es la única manera de adentrarte entre la lava y los volcanes ya que al ser zona protegida la entrada libre está prohibida.
Timanfaya

Aquel día comimos también en Arrieta, esta vez en el restaurante “la casa de la playa” buena comida y buen trato pero me pareció un poco caro. Nos dimos un baño en el Atlántico para no volvernos con las ganas, pero la verdad es que las olas no eran muy amigables y el baño fue breve. Luego nos fuimos al jardín de los cactus, bonito pero no te roba mucho tiempo a no ser que te apasione este tipo de plantas. Después de la ducha de rigor nos fuimos a cenar a Puerto del Carmen donde disfrutamos de las Murgas de carnaval.
Jardín del cactus


Los arcos - La Graciosa
El tercer día lo dedicamos a la famosa Isla La Graciosa. Pequeña isla al norte de Lanzarote que merece al menos un par de días si te gusta caminar o ir en bici, ya que tiene rutas bonitas con rincones únicos a los que sólo llegas con un poquito de esfuerzo y aventura. Los ferris salen desde Orzola hacia la Graciosa cada media hora, pero el último de vuelta en esta época es a las 17.30, por lo que o madrugas mucho o es mejor que te quedes una noche allí para disfrutar más dela isla. Tiene bonitos acantilados y playas y rincones secretos como “Los arcos” que son imprescindibles y que mucha gente no visita.


Para comer en La Graciosa os recomiendo Casa Enriqueta, buena comida y trato excelente a precio asequible.

Los últimos lugares visitados aunque no por eso menos importantes fueron en el sur. El faro Pechiguera, los Hervideros, el lago de los clicos y las salinas de Janubio. También Playa Blanca y Las playas de Papagayo. Calitas de aguas más calmadas y turquesas.
Lago de los clicos


Salinas de Janubio

Playas de Papagayo



Toda la isla de Lanzarote merece la pena, incluso si el viento te azota, aunque el agua esté fría y las olas te empujen. Lanzarote es como otro mundo, cuando transitas por sus carreteras te preguntas si sigues en España. Cuando te tumbas sobre la arena caliente con el sol sobre tu piel, sientes que no hay prisa, que estás de vacaciones.

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