Galicia - Ruta costera

Carnota 2003
La primera vez que visité Galicia no fue para hacer turismo. En noviembre de 2002 un petrolero cargado de fuel se rompió a 28 millas de la costa de Finisterre, a los dos días las costas amanecieron teñidas de negro. Cada día veíamos en las noticias como la mancha inundaba las playas de animales y plantas muertas. El gobierno, como siempre dando muestras de su incompetencia, no supo gestionar aquel problema y los voluntarios y voluntarias se movilizaron durante meses para limpiar las playas. El ayuntamiento de un pueblo cercano al mío fletó un autobús y me apunté, había que hacer algo. Así que la primera vez que vi la Costa da Morte, era precisamente eso, una costa llena de muerte. Habían pasado 3 meses y el agua seguía trayendo chapapote a la arena, era bastante desalentador, porque te ibas un día dejando un trozo de playa limpia y al día siguiente volvías a encontrártela negra.

Carnota 2003
Es curioso como después de 14 años, al pisar aquella arena, me venían a la mente las imágenes, los pegotes de chapapote, las estrellas de mar y los caballitos petrificados, la gente con los monos blancos y las herramientas en mano, cargando cubos y cubos de petróleo. Las reuniones en la lonja donde las mujeres de los pescadores nos preparaban la comida, las camas en un polideportivo. La gente con la que compartes esos momentos es gente que siempre te queda en el recuerdo. Gente que está allí, como tú, sin pedir nada a cambio, que sólo quiere ayudar. Cuando recuerdas esos momentos te das cuenta de cuánta gente buena hay en el mundo. Eso te da fe en la humanidad, en momentos en los que a veces dudas de ella.

Pero bueno, la cuestión es que al volver a la Costa da Morte este año, la encontré fantástica. Las marismas y las dunas protegidas, la arena blanca, el agua turquesa, transparente y limpia. Carnota es una de las playas más largas de Galicia. Además con la bajamar, la anchura de la playa es de aproximadamente un kilómetro. La arena fina y compacta hace que puedas pasear por ella sin problema remojándote de vez en cuando y aunque el mar esté un poco movidito puedes bañarte sin problemas cuando está la marea alta, porque no cubre mucho. Eso sí, el agua está bastante fresquita. La verdad es que las playas de Galicia no tienen nada que envidiar a esas playas paradisíacas que nos enseñan en los folletos de viajes. Y las tenemos aquí al lado.

Carnota 2017

Bien, mi viaje a Galicia este año ha sido una pequeña ruta costera, que cubría algunos lugares recomendados como imprescindibles. Nuestra primera parada ya dentro de territorio gallego fue Ribadeo, el pueblo de referencia si quieres visitar la Playa de las Catedrales.

Praia a Catedrais


Praia a Catedrais
Todo el mundo habla de ella ya había que verla. Tiene la peculiaridad de que al bajar la marea puedes pasear entre los arcos formados por la roca y entrar en las cuevas. 


Es bastante bonita, y además te puedes dar un buen baño en alguna de las piscinas que se forman al bajar la marea. La afluencia en verano está limitada y requiere una reserva, pero normalmente no hay problema en hacerla de un día para otro y es gratis. Dejo aquí el enlace para la reserva, donde también podéis consultar las horas de las mareas.

Os recomiendo ir un par de horas antes de la hora que indica bajamar, porque así da tiempo de pasear por toda la playa y ver como se va alejando el agua, además de que se aparca más cerca, aunque tampoco hay problema porque tienen bastantes zonas de parking habilitadas.

Praia a Catedrais


Golfo Ártabro

Continuamos nuestro viaje hacia la Costa Ártabra a visitar unos de los acantilados más altos de Europa que son los Acantilados de la Sierra a Capelada. Puedes hacer una ruta en coche que te lleva por los miradores, bajarte y hacer la foto de rigor.

O puedes, como nosotros, dejar el coche en un aparcamiento en San Andres de Teixidó y caminar unos 10km por la sierra viendo los acantilados y disfrutando de los diferentes tipos de bosques.










Fisterra
La siguiente parada fue Finisterre. Lugar al que siempre había pensado ir, por aquello de que los antiguos pensaban que era el fin del mundo, que allí se acababa la tierra y empezaba el mar. Bueno, el lugar tiene su encanto, pero tengo que deciros que me decepcionó darme cuenta de que aquel rincón, que tiene fama de un lugar mágico, se ha convertido en una especie de vertedero de los peregrinos. Algunos de ellos, cuando llegan al faro, queman allí alguna cosa como símbolo o promesa. Otros, dejan allí sus pertenencias, desde un papelito a unas botas de montaña. Cosa que me parece muy decepcionante y carente de sentido. Porque el camino de Santiago se supone que te pone en contacto contigo y con la naturaleza y no se cuantas cosas más y llegas a Finisterre y dejas allí las botas para que acaben en el mar, contaminándolo? hay cosas que no me puedo explicar y que me indignan. Tenía que contarlo, para que cuando lleguéis allí no os llevéis un chasco como me pasó a mí.


Cascada del río Xallas

Ya que la niebla empezó a levantar (nos acompañó bastante rato en Finisterre), decidimos seguir nuestro viaje hacia el siguiente punto. La cascada de Ézaro, que dicen en la publicidad que cae directamente al mar, pero que no es cierto, cae muy cerca pero está en la desembocadura, no cae literalmente al mar.

Esto también se debe saber porque si como yo, has visto cascadas caer directamente al mar, esta no te emocionará mucho. Pero bueno, es un bonito lugar para hacer una parada. Hay un mirador, desde el cual se ve el pueblo pero no la cascada. Esta sólo la ves si te acercas por un caminito que hay abajo.

Islas Cíes
La siguiente parada, como ya os he contado al principio fue Carnota, donde pudimos disfrutar de esa fantástica playa. Luego buscamos un camping en Cangas que es uno de los pueblos de donde salen los barcos hacia las Islas Cíes. También es muy recomendable comprar los billetes de barco antes porque se llenan. Si tenéis suerte de que os haga buen tiempo, podéis disfrutar de un bonito día de playa con excursión por un monte de eucaliptus incluido. Llevaos comida porque allí sólo hay un restaurante y está lleno de gente. Si os hace niebla como a nosotros, con una mañana tienes suficiente para pasear por los bosques y acercarte a los faros, desde donde puedes imaginarte unas bonitas vistas porque con la niebla no se ve mucho.



Islas Cíes

















Nuestros días se acababan y teníamos que volver, así que nos dejamos muchos lugares de Galicia por visitar. La costa me ha gustado mucho, por el camino vimos cantidad de paisajes muy bonitos. Las curiosas Rias Altas y Rias Baixas son dignas de ver y de bañarse en ellas. Merecen algunos días más y más tranquilidad. Pero como primera visita de reconocimiento no está mal.






Un lugar que no hemos visitado y que se considera imprescindible es Santiago de Compostela. No hemos ido porque ya lo conocíamos de otros viajes. Aquí os dejo alguna foto de cuando estuve. Os recomiendo un par de días para verlo y disfrutarlo. La ciudad es bonita y el ambiente muy interesante.



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