Para cumplir con una especie de ritual para nada planeado, antes de acabar el año decidimos visitar una isla. Como aún nos faltan por conocer algunas de las Canarias, esta vez la escogimos a ella. Sus habitantes te dicen que no es la isla más bonita, ni más turística, pero la verdad es que tiene su encanto. Gran Canaria es una especie de mini continente en cuanto al clima, por eso, lo mejor es mirar la previsión antes de decidir cada lugar que visitar. Las temperaturas son bastante moderadas, aunque por la noche refresca un poquito. Pero vamos, que para despedir el año es estupendo ir en manga corta y sin bufanda por ahí. Los paisajes son especiales: Así como Lanzarote es pura tierra de fuego, Tenerife tiene su Teide y Fuerteventura sus alargadas playas de arena blanca, a Gran Canaria la caracterizan sus barrancos. Es un montón de desniveles arriba y abajo, sin ser demasiado altos, pero sí duros, algunas zonas son áridas, para mí algo extremas, otras son puro bosque de pino canario, con olor a tierra mojada y a pinaza. Tiene calderas, roques, picos, barrancos, montañas de colores, cascadas. Algunas playas y hasta un desierto junto al océano. Gran Canaria es diferente, ahora que la miro en la distancia, creo que es especial y desde mi punto de vista un poquito extrema. Las carreteras son bastante buenas, aunque con curvas, claro. Los locales conducen un poco a lo loco, y una que no conoce esas curvas y de noche, pues se debe armar de paciencia y respirar.
Viajamos de Barcelona a Gran Canaria con
Ryanair y llegamos a la isla sobre las 19h, recogimos el coche de alquilar
PlusCar y nos dirigimos a nuestro alojamiento de
AirBnB en Vecindario. Cerca del alojamiento teníamos un súper, así que compramos algo de cena y nos quedamos descansando.
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Roque Nublo |
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Roque Nublo |
Al día siguiente madrugamos y empezamos a rutear por la isla. Nuestra primera excursión era el Roque Nublo, de camino pudimos disfrutar de unas preciosas vistas, entre ellas estaba la famosa Caldera de los Marteles.
La excursión al Roque Nublo se puede hacer fácil, es un "paseo" que hace la mayoría de la gente, o se puede hacer un poco más larga y disfrutar de las vistas por ambos lados de la montaña. Si os gusta caminar os recomendamos
esta ruta.
Al bajar fuimos dirección Ayacata y la Cruz de Tejeda, pero la niebla se nos echó encima y las vistas eran pura nube, eso sí, tenía su encanto. De camino a casa cogimos la carretera GC15 que pasa por la capital (Las Palmas) y nos paramos allí a visitarla. Vimos el centro y el casco antiguo, nos tomamos unas papas arrugás y nos volvimos a descansar.
El segundo día decidimos hacer la ruta Suroeste y visitamos Agüimes, Santa Lucía de Tirajana, la Fortaleza de Ansite, San Bartolomé de Tirajana y fuimos hacia el sur, visitamos una necrópolis y acabamos paseando por las dunas de Mas Palomas, verdadero paraíso para la vista.
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Tejeda (Pueblos bonitos de España) |
Para el día siguiente teníamos pensado hacer unas vías ferratas que nos habían recomendado mucho, así que cogimos los bártulos y condujimos por la carretera en dirección a la
vía ferrata Amor Cocodrilo, pero llegando al lugar el cielo estaba tapado, la niebla bajaba y hacía un viento que quitaba las ganas de salir del coche, y eso que el paisaje era bonito. Hicimos un intento, pero se nos llevaba el viento y no se veía mucho con la niebla, así que desistimos y cogimos el coche en dirección a una zona con mejor clima.
En la
reserva natural de Güigüi hay una excursión que lleva a una playa, son unos 5km y la ponen como fácil, pero la verdad es que a mi no me lo pareció. Son 5km de puro desnivel, además al llegar a la playa nos encontramos sólo con piedras, parece que el temporal también se la llevó. La excursión no es fea, pero creo que hay muchísimas excursiones más bonitas y amenas que esta.
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Playa de Guigui |
Al finalizar la excursión buscamos un sitio para comer algo en la aldea de San Nicolás, un tentempié y nos largamos a buscar un lugar donde ver ponerse el sol. Y como no! encontramos el lugar perfecto. Las islas Canarias siempre te regalan al menos un atardecer inolvidable.
Nuestro último día decidimos visitar unas montañas que habíamos visto desde el coche y nos habían dejado impactados. Creí que nunca vería tan cerca de casa una montaña de colores. Pero ahí estaba ante mis ojos el arco iris en la tierra y además en el cielo. Fue uno de esos momentos que no se te borran de la retina.
La excursión de
los Azulejos nos guardaba gratas sorpresas, entre esas montañas de colores resulta que había unas cuantas cascadas y balsitas donde podías incluso bañarte. Para mí, encontrar ese lugar fue un regalo de la naturaleza. Lo disfruté muchísimo, fue la guinda del pastel, la mejor manera de acabar el viaje.
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Fuente de los Azulejos |
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Fuente de los Azulejos |
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Fuente de los Azulejos |
Después de la excursión paramos a comer en el restaurante
las Cañadas que está en una carretera de montaña, con unas preciosas vistas, un museo de cosas antiguas, algunos animalillos y una comida deliciosa a buen precio. Con el estómago lleno y la retina repleta de bonitos paisajes nos dirigimos al aeropuerto para emprender el camino de vuelta a casa. Hasta la próxima!
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